martes, 13 de octubre de 2015

EL MUNDO DE SOFIA





El jardín del Edén



al fin y al cabo, algo tuvo que surgir en algún momento de donde no había nada de nada…

Sofía nos dice que su amiga Jorunn opinaba que el cerebro humano era como un sofisticado ordenador, pero que ella no estaba de acuerdo. Porque un ser humano tenía que ser algo más que una máquina.
Cuando ella llegaba del colegio siempre solo recoger el correo aquel día, lo único que recogió fue una carta y vaya grata sorpresa la carta era para ella, pero no tenía sello mucho menos remitente, cuando fue a abrir el sobre no encontró sino una pequeña notita. Esta decía ¿Quién eres? Y no decía nada más.
Luego de un rato se puso a pensar que si se llamara de otra forma Anne Knutsen, por ejemplo ¿En qué caso, habría sido otra? Luego de esto se acordó que su padre quería que se llamara Synnove Admunsen, pero no servía de nada. Todo el tiempo era otra chica la que se presentaba.
Para responder a su inquietud, se paró frente al espejo no le respondió y pues como todos sabemos el espejo es un reflejo de nosotros mismos o sea que lo que Sofía hacía, la otra exactamente lo mismo.
Sofía nunca había estado muy contenta con su aspecto. A veces pensaba que le había tocado un aspecto tan extraño que se preguntaba si no estaría mal hecha. Ella había oído hablar a su madre de un parto difícil, por eso ella pensaba que su aspecto tenía que ser así.
Se preguntaba el ¿Por qué? ahora existía, pero también la llevo a pensar un día se iría de este mundo y desaparecería totalmente. Comparaba la vida y la muerte, con las dos caras de la moneda, que Para el caso era la misma cosa.
No podemos tener la sensación de vivir sin tener la sensación de morir, por eso de igual manera resulta completamente imposible pensar lo hermosa que es la vida.
Sofía se acordó que su abuela había dicho algo parecido, el día que el doctor le había dicho que estaba enferma “Hasta ahora he entendido la valiosa que es la vida”. No les parece a ustedes triste tener que pensar que nos debe pasar algo para encontrarle, el  valor a la vida es algo de para pensarlo…
Sofía pensó que para resolver el enigma de pronto tenía que ir al buzón a mirar si e pronto habría otro sobre, pero cuando llego al buzón, encontró otro sobre parecido al primero, pero no entendía porque si la primera vez se había asegurado de que el buzón quedara completamente vacío. También ponía su nombre, abrió el sobre y saco la nota igual que la primera ¿de dónde viene el mundo? Ponía. Ella pensó que por primera vez en su vida pensó que casi no tenía justificación en un mundo sin preguntarnos de donde viene o cómo surgió. Las cartas misteriosas la habían dejado confundida.
Después de un tiempo volvió a preguntarse ¿de dónde viene el mudo? Pues no lo sabía Sofía, sabía que la tierra no era sino un pequeño planeta en el inmenso universo. ¿Pero de donde venía el universo?  A estas interrogantes, pudo llegar a la conclusión que de pronto el universo hubiera existido desde siempre, pero de esto surgió otro interrogante ¿pero podía existir algo desde siempre? Aunque ella seguía teniendo dudas contra eso. Porque todo lo que es, tuvo que haber tenido un principio. De modo que el universo debió haber nacido en algún momento distinto.
Esto la llevo a pensar que si el universo hubiera nacido de repente de otra cosa, y si esa otra cosa había nacido de otra cosa y como no obtuvo respuesta pues no le quedó otra opción que aplazar el problema. Al fin y al cabo todo surgió de donde no había nada de nada.
Aunque en el colegio le habían enseñado que Dios había creado el mundo y Sofía intento aceptar esta solución frente al problema. ¿Pero y el propio Dios que? ¿Se creó el a si mismo partiendo de la nada? Aunque Dios seguramente pudo haberlo creado, aunque si ni nos ponemos a pensar no habría sabido crearse así mismo sin tener antes un “si mismo” con lo que crear. No quedaba otra opción sino que Dios hubiera existido siempre, pero si ya había rechazado esa posibilidad. Todo lo que existe tiene que haber tenido un principio.
Por tercera vez Sofía fue al buzón el cartero había acabado de dejar el correo del día. Entre una playa del sur. Dio la vuelta a la postal. Tenía sellos noruegos y un sello en el ponían” Batallón de las Naciones Unidas”. ¿Sería de su padre? ¿Pero no estaba en otro sitio?, no era su letra, pensó.
Sofía noto que se le aceleraba el pulso al leer el nombre del destinatario “Hilde Knag c/o Sofía Admunsen Camino al trébol 3…” La postal decía:
Querida Hilde te felicito de todo corazón  en tu decimoquinto cumpleaños. Como puede ver quiero hacerte un regalo con el que te podrás crecer. Perdóname por enviar la postal Sofía resulta más fácil así.
Con cariño, papa
Se preguntó asustada ¿Quién era esa “Hilde” que cumplía quince años poco más de un mes del día en que también ella cumplía quince años?
Entonces Sofía cogió la guía telefónica. Había mucho Moller y muchos Knag. Pero en esta gran guía telefónica no había nadie que se llamara Moller Knag.
Porque un padre iba a enviar una felicitación a la dirección de Sofía cuando clarísimo que iba destinada a otra persona ¿Qué padre privaría a su hija de la ilusión de recibir una tarjeta de cumpleaños enviándola a otras señas? ¿Por qué resultaba  “más fácil así”? y ante todo: Como encontraría a Hilde.
Estaba segura de que los tres enigmas estaban de alguna manera relacionados entre sí,  porque todo justo hasta ese día había tenido una vida completamente normal.


EL SOMBRERO DE COPA


… lo único que necesitamos para convertirnos en buenos filosóficos es la capacidad de asombro…

Sofía llego a pesar de que la persona la cual había escrito las cartas anónimas  volvería a ponerse en contacto con ella. Mientras tanto decidió no contarle a nadie.
En el instituto no se podía concentrar ya que le parecía que lo que le decía el maestro era algo sin importancia porque no hablaba de lo que era el ser humano, o de lo que es el mundo y de cuál es su origen recuerdan estos interrogantes, ella quería que su profesor les hablara de esto para resolver las inquietudes de los sobres.
Al abrir el buzón noto que el corazón le latía más deprisa. Al principio, solo encontró una carta del remitente desconocido. Al cerrar la puerta de la verja, descubría su nombre en uno de los grandes sobres. Al dorso, por donde se abría, ponía: Curso de filosofía. Trátese con mucho cuidado. El sobre decía:
¿Qué es filosofía?
La filosofía es dejar que opinen es decir en mi caso me gusta la televisión, pero a otros no, pueden decir que es algo escandaloso. Tampoco podemos hacer que a todos les guste lo mismo que a mí, eso es ilógico.

Esto depende según lo que preguntemos por ejemplo a alguien que tiene hambre seguramente le va a responder que comida y así será con todo en este mundo.

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